Ante los conflictos en la unidad familiar, la intervención estará dirigida a generar y promocionar los recursos familiares, haciendo que los miembros de la familia se sientan competentes para resolver el problema por el que acuden a terapia o para manejar mejor las consecuencias generadas por una situación crónica.
El enfrentamiento cada vez mayor a situaciones que no tienen solución, no significa que la terapia no pueda ayudar, la expresión de emociones y el acompañar serán la base de nuestro compromiso profesional.
Dificultades más frecuentes:
•El impacto de un cambio inesperado en la familia: duelo, enfermedad, dependencia, accidentes, pérdida laboral, etc.
•Las dificultades en la educación de los hijos: problemas de conducta, hiperactividad, déficit de atención, violencia y agresividad, dificultades escolares, límites indefinidos, adicciones a las nuevas tecnologías, etc.
•En otras ocasiones, necesitamos adaptarnos a cambios normativos del ciclo vital: nacimiento de un nuevo miembro, adolescencia, cuidado de los mayores, jubilación, etc.
•O llevar a cabo una reestructuración familiar como consecuencia de una separación, adopción, dificultades o tratamientos para tener hijos, etc.